La mirada a los acontecimientos del mundo puede llevarnos al desaliento.  Pero sabemos que Dios es Amor y a las puertas de la Navidad nos anima y actúa como siempre. No debemos perder de vista que uno de los rasgos característicos del amor cristiano es saber acudir junto a quien puede estar necesitando nuestra presencia.

Hoy la Iglesia través de Cáritas, nos invita a actuar superando miedos y frustraciones y vivir el gozo del Adviento a la luz de Isabel y María, dos mujeres fieles y generosas, que dejaron su huella hasta la eternidad, una huella de dignidad, de acogida, de acompañamiento.

Hay una manera de amar que debemos recuperar en nuestros días y que consiste en “acompañar a vivir” a quien se encuentra hundido en la soledad, vencido por las circunstancias, bloqueado por la depresión, atrapado por la enfermedad incurable o sencillamente vacío de toda alegría y de toda esperanza de vida. Y no se trata de hacer “cosas grandes”. No se trata de pertenecer a muchos grupos. Quizás sencillamente se trate de ofrecer amistad a ese vecino hundido en la soledad y la desconfianza, igual se trata de estar cerca de ese joven que sufre depresión nerviosa, o de tener paciencia con ese anciano que busca ser escuchado por alguien y a quien hay que repetir muchas veces las mismas cosas sin perder la paciencia. Quizás se trate de estar junto a esos padres que tienen a su hijo en la cárcel, o de alegrar el rostro de ese niño solitario marcado por la separación de sus padres.

La colecta de este día de Adviento-Navidad  está destinada a Cáritas de la Parroquia, para que podamos disponer de los fondos necesarios para ayudar a las personas y familias más necesitadas en nuestro entorno.

¡SEAMOS GENEROSOS!