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UNA GRAN FAMILIA DE FE Y ESPERANZA

Los ejercicios espirituales para adultos de la diócesis han satisfecho las expectativas más altas.

 

 

Del 7 al 10 de diciembre se han celebrado los Ejercicios Espirituales para familias y adultos, que organiza anualmente la Pastoral Familiar diocesana en la Casa de Espiritualidad de Loyola.

Este año fueron dirigidos por D. Mikel Aranguren, Vicario de
Evangelización que, a lo largo de seis sesiones fue desgranando el camino marcado por San Ignacio para un completo recorrido de sus Ejercicios.

Las charlas estuvieron complementadas con celebraciones litúrgicas y con ratos de oración, en un ambiente de silencio y recogimiento que ha permitido a los participantes vivir con intensidad estos días de retiro.

Participaron un nutrido grupo de matrimonios y adultos, 30 en total.  A la vez, los hijos de los matrimonios, 26 niños, acompañados por un equipo sacerdotes, monitores, cuidadoras y cocineras, tuvieron una convivencia en el Albergue de Loyola. Esta experiencia de tener una convivencia paralela con los niños ha permitido, una vez más, que muchos matrimonios pudieran vivir juntos los Ejercicios Espirituales.

Todos, niños, y sobre todo mayores, han mostrado su alegría y su satisfacción tras tres días de recogimiento, oración y examen personal.

Los ejercitantes tuvieron la oportunidad de meditar los principales misterios de nuestra fe, así como de explayarse en charlas personales de acompañamiento espiritual, accediendo, si ése era su deseo, al sacramento del Perdón.

La liturgia se ha centrado, además, en la celebración eucarística y en la exposición solemne del Santísimo Sacramento, ante el cual han podido transcurrir largos momento de adoración. También se ha cuidado especialmente la Liturgia de las Horas, iniciando el día con la oración de Laudes y celebrando las Vísperas antes de la Bendición y Reserva del Santísimo.

Hilo conductor de los temas de meditación han sido los ejercicios ignacianos, que colocan a la persona ante la realidad de nuestro ser creado y redimido, llamado a la meta de la santidad. D. Mikel Aranguren fue exponiendo en meditaciones, homilías y oraciones, lo  esencial de las  cuatro semanas de Ejercicios, con el objetivo de conocer internamente al Señor Jesús, para mejor amarle y seguirle.

El entorno privilegiado de Loyola además, ha permitido aprovechar muchos ratos de oración disfrutando de la belleza natural del lugar.

Los Ejercicios se cerraron el domingo, día 10, con la Eucaristía en la Capilla de la Conversión de San Ignacio en la Santa Casa. Todos juntos, niños y adultos, celebraron la acción de gracias por tanto bien recibido: la alegría de vivir en amistad con Jesucristo, el gozo de su amor misericordioso y redentor, encarnado en el matrimonio y la familia, “pequeña iglesia”, formando a su vez la gran familia de la Iglesia, “familia de familias”.