EL OBISPO INVITA A LA CONVERSIÓN Y A QUE PONGAMOS A DIOS EN EL CENTRO DE NUESTRAS VIDAS

La basílica de Loyola ha acogido la Misa Solemne en honor a San Ignacio, patrón de Gipuzkoa. El obispo de San Sebastián ha presidido la Eucaristía, acompañado por el superior de Loyola y varios sacerdotes.
Entre los fieles que llenaban la basílica había, como ya es habitual, autoridades y miembros del Gobierno Vasco, la Diputación de Gipuzkoa y los ayuntamientos de Azpeitia y Azkoitia.
El obispo se ha dirigido a todos recordando que Loyola es la cuna de San Ignacio, símbolo y ejemplo de la auténtica conversión. Y ha reivindicado que, como San Ignacio, todos debemos volver nuestra mirada hacia Dios y poner nuestras vidas a su servicio; "al servicio de un Dios que es verdad, bondad y belleza suprema", ha dicho.
El obispo ha hecho una crítica de las espiritualidades que propugnan las nuevas corrientes y filosofías en boga en nuestra sociedad: vivimos en un contexto en el que se difunden falsas espiritualidades, bajo el signo de la llamada Nueva Era. En poco tiempo hemos pasado del "Cristo sí, Iglesia no", de los años 70, a la "espiritualidad sí, religión no", del momento presente. La espiritualidad es reducida a una autoayuda, a un producto de consumo; olvidando que el acontecimiento central que da razón de ser al cristianismo, es la iniciativa divina. En la Encarnación y la Redención, el mismo Dios sale al encuentro del hombre perdido, y busca su conversión…
Antes esta situación, ha subrayado la importancia de una auténtica conversión, que, ha dicho, "supone poner todas sus fuerzas y capacidades al servicio de Dios y requiere que el hombre moderno sepa ver su libertad como una participación de la libertad de Dios; de manera que la obediencia a la voluntad de Dios no se perciba como una merma de su libertad, o como una despersonalización, sino como la plenitud de la madurez humana".
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