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LA PASTORAL PENITENCIARIA CELEBRA LA SEMANA DE LA MERCED

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Del 18 al 24 de Septiembre habrá diversas actividades que, culminarán con la celebración, el día 24, de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced.

 

 Ese día, el día 24, nuestro obispo, D. José Ignacio acudirá a  Martutene donde, como cada año, celebrará la Eucaristía con los presos, voluntarios y trabajadores de la prisión. 

Con motivo de la celebración de la fiesta de la patrona de los cautivos, la pastoral penitencia nos invita a reflexionar y a volver nuestros ojos a los más pobres y a los que están privados de libertad, siguiendo los disctados del Evangelio.  

En su incesante labor por  promover y anunciar el evangelio a aquellos que buscan un sentido y una esperanza nueva en sus vidas, la Pastoral penintenciaria se dirige a todos:

 

 

SEMANA DE PASTORAL PENITENCIARIA: 18-24 DE SEPTIEMBRE 2017

FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED: UNA PASTORAL AL SERVICIO DEL EVANGELIO

La tarea de la evangelización de todos los hombres, constituye la misión esencial de la Iglesia, su dicha y vocación propia. Ella existe para evangelizar, para provocar el encuentro del hombre con Cristo. Anunciar y testimoniar el Evangelio es el servicio más importante que la Iglesia puede hacer al ser humano, porque el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, ya que todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno.

Ninguna persona queda excluida de vivir la experiencia del encuentro con Jesús. Jesucristo sale siempre al encuentro de todo hombre, cualquiera que sea su situación. Pero sin duda, hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio, y entre ellos se encuentran los encarcelados

Como miembros de la Iglesia universal y como protagonistas de la acción de la Iglesia diocesana en el mundo penitenciario, la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de San Sebastián asume como su misión fundamental la tarea de servir a los privados de libertad, haciéndoles presente la fuerza salvadora y liberadora del Evangelio, colaborando en la reinserción social y promoviendo la solidaridad de toda comunidad eclesial con los hombres y mujeres privados de libertad.

Todo preso tiene derecho a que llegue también hasta él el mensaje liberador del evangelio de Jesucristo y el anuncio del perdón de Dios, que tanto puede significar para recuperar la conciencia de la dignidad personal e iniciar un proceso de conversión. El preso, como toda persona, no es solo víctima de factores externos que han condicionado su trayectoria en la vida. Es, al mismo tiempo, esclavo de su propio desorden interior, de su conducta equivocada y de su pecado. La pastoral penitenciaria ha de preocuparse de ayudar al preso a encontrarse consigo mismo con más hondura y verdad, a descubrir sus propios errores y pecados sin destruirse ni despreciarse a sí mismo, a iniciar un proceso de renovación personal de autoestima y de recuperación del sentido de la vida, y a madurar su capacidad para la convivencia en medio de la sociedad. La alegría del Evangelio llena la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.

Por eso, es objetivo esencial de la Pastoral Penitenciaria, promover la atención y el cuidado de la fe de quienes se sienten cristianos, preocupándose al mismo tiempo de anunciar el evangelio a aquellos que buscan un sentido y una esperanza nueva en sus vidas.

Que la Virgen de la Merced, patrona de los cautivos, nos ayude a permanecer en Jesús, para vivir en la verdad que nos hace libres.