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Voluntariado

"Hay que reconocer y agradecer la dedicación y el cariño que ponen miles de cristianos de base, voluntarios de una entrega incondicional, grupos compuestos por personas de una gran valía y formidable talla humana y cristiana que hacen posible estos importantes proyectos al servicios de los más pobres y necesitados de nuestra sociedad. No podemos recoger todo ese caudal de vida pero somos conscientes de que toda la labor de caritas sería imposible sin el aliento y el espíritu solidario de tantas personas que componen los equipos de Cáritas o prestan desinteresadamente su ayuda y colaboración" Joserra Treviño. Delegado episcopal.
Los voluntarios y voluntarias en Cáritas, son personas. Mujeres y hombres, jóvenes y mayores, amas de casa, jubilados, estudiantes, trabajadores, parados,... que con su "aliento y espíritu solidario" se ponen al servicio de las personas empobrecidas, solas, excluidas, marginadas, necesitadas que acogen en las Cáritas Parroquiales o en los distintos servicios diocesanos.
Son personas que viven su opción voluntaria desde un compromiso de fe, como ejercicio consciente y constante de la Caridad cristiana, fundamento de nuestra fe. Pero también, personas que viven su opción voluntaria como ejercicio de solidaridad. Sea una u otra la motivación inicial de su acción y compromiso solidario, los voluntarios y voluntarias en Cáritas, pretenden tejer una verdadera red de solidaridad que vertebre no sólo nuestra iglesia parroquial y diocesana, sino también nuestras comunidades locales, nuestros barrios y pueblos, nuestra provincia.
El instrumento principal que utilizan los voluntarios y voluntarias de Cáritas en su acción diaria es la relación: una relación cercana y estrecha, que acompaña sin sustituir, representa sin suplir. Una relación que se activa desde el reconocimiento de la capacidad y dignidad de la persona con la que interactuamos: aquella que solicita nuestra ayuda, aquella que acogemos en nuestros servicios posibilitándole así, un lugar de referencia.
Estas actividades relacionales se concretan precisamente en la acogida, la escucha, el acompañamiento, la ayuda, la información, el seguimiento de las personas acogidas tanto en las Cáritas parroquiales como en los servicios diocesanos o arciprestales. Son actividades que discurren en el camino de la promoción humana de todas las personas, en la vía de la inserción social de los colectivos más desfavorecidos.
Y se complementan con actividades de sensibilización y denuncia. Sensibilización hacia la realidad de marginación y exclusión que existe en nuestro entorno, y hacia la educación en valores que, en los tiempos que corren, resultan alternativos: la solidaridad, la gratuidad, el compartir, la paz. Y denuncia, de las situaciones injustas, de las necesidades no cubiertas, de las nuevas pobrezas, en definitiva, de las causas estructurales generadoras de exclusión.
Todo esto acompañado desde la formación y la espiritualidad. Una formación que abarca el conjunto de la persona en su Ser, saber y saber hacer y una espiritualidad, cercana, cuidada, que surge desde la acción y que nos devuelve a ella fortalecidos, acompañados y llenos de sentido, pasando por la oración y la meditación de la palabra de Dios, convencidos de que la causa de Dios es la causa de los pobres.